El 08 de octubre de 1910, nace en Tinogasta, provincia de
Catamarca, Carlos Romualdo Bravo, hijo de Don Carlos de Jesús Bravo y Doña Lola
Alfaro, cursó sus estudios primarios y secundarios en la Escuela Normal de Paraná,
provincia de Entre Ríos, donde su padre era Director. Luego de egresar como bachiller y decidido a cumplir el sueño de
su vida, se traslada a la Ciudad de Bs. As., para ingresar en la Facultad de
Medicina.En 1939, se gradúa en la Universidad de Buenos Aires con el título de Doctor
en Medicina.
Se orientó en su comienzo, hacia la tisioneumonología como médico
de sala del Hospital Tránsito Cáceres de Allende en la Ciudad de Córdoba;
siendo también, discípulo y colaborador del Prof. Dr. Gumersindo Sayago en los
cursos de perfeccionamiento de esta disciplina. Fué Jefe de Trabajos Prácticos
de la Cátedra de Tisiología de la Universidad Nacional de Córdoba, Secretario de
la Sociedad de Tisiología de Córdoba y Jefe de Clínica del Instituto de
Tisiología de Córdoba.
En 1945 influenciado por un fuerte compromiso con la salud de su
provincia natal decide regresar a Catamarca en donde comprueba la existencia de
una dura realidad originada por los escasos recursos humanos, tecnológicos y
financieros con que cuenta el sistema de salud provincial.
Guiado por su profunda vocación sanitarista se aboca fervientemente a combatir los altos índices de enfermedades
que se presentaban en aquella época, tales como la brucelosis, el bocio
endémico, la tuberculosis, la poliomielitis y la alta tasa de mortalidad
infantil que afectaban a la población de la provincia, primero desde lo asistencial y posteriormente abordando
estas temáticas desde las políticas estatales cuando asumió como Subsecretario
de Asistencia Social y Salud Pública de la Provincia en el año 1955. Como titular del mencionado organismo, el Dr.
Bravo, entre otras actividades, organizó
y ejecutó la campaña antivariólica, el censo de lisiados y su rehabilitación,
la campaña de vacunación antipoliomielítica, la lucha antituberculosa, la
vacunación con BCG; creó la Dirección de
Lucha contra las Enfermedades Bucodentales en la Infancia y los centros para la
protección de la mujer embarazada; también, se ocupó de los problemas de salud
mental, de vivienda, de mortalidad infantil, de la diarrea estival, de fluoración
del agua de consumo y de la lucha contra la meningitis. Diseñó y ejecutó Programas
Integrales de Salud que continuarían aplicándose por muchas décadas.
En esos tiempos fué que tomó dimensión de lo que representaba la Enfermedad
de Chagas para la provincia, en donde existía un 25% de la población infectada,
lo cual se veía agravado por las condiciones sociales y culturales que elevaban
los indicadores de la enfermedad en forma alarmante. Alrededor del año 1957, comenzaron a realizarse estudios
epidemiológicos sobre el Chagas, campañas de fumigación de viviendas y un
fuerte apoyo a la capacitación técnica del personal.
El despegue del Programa de Lucha contra el Chagas llegaría en
1961, a través de la creación del Servicio Nacional de Chagas en Catamarca, en
el cual se concentrarían todos los aspectos relacionados a la prevención,
diagnóstico, tratamiento e investigación de la enfermedad, completando las
tareas con acciones de fumigación de viviendas para combatir al vector
transmisor del parásito. Toda esta metodología estuvo apoyada por un fuerte
componente educacional planificado y ejecutado
por el Dr. Carlos Bravo en la población catamarqueña.
El edificio del Servicio Nacional de Chagas está ubicado en la
intersección de las calles Maipú y Esquiú, de nuestra ciudad, y todavía se
puede percibir en cada uno de los empleados la fuerte influencia ejercida por
el Dr. Bravo, en lo que respecta a valores humanos, respeto por la comunidad y
dedicación al trabajo.
El Dr.Carlos Bravo se desempeñó como Jefe de Servicio Nacional de
Chagas, desde su creación en 1961 hasta el año 1984, desarrollando a lo largo
de esos 23 años, una labor ejemplar en la lucha contra el Chagas. Para esta
lucha no escatimó esfuerzo, dedicación y sacrificio por el deber, demostrando
además una verdadera vocación de servicio.
Hombre visionario, excelente educador y formador de profesionales
y técnicos, desplegó una intensa acción pedagógica en la comunidad buscando que ésta modificase sus hábitos para elevar su calidad de vida y su nivel de salud.
Desplegó esta actividad en cada rincón de la provincia, en escuelas, iglesias,
puestos y parajes, casa por casa. Resignó la comodidad de su despacho para unirse a las
travesías que emprendían los técnicos realizando las acciones de control y
fumigación de viviendas en sitios muy alejados, algunos solo accesibles a lomo
de mula.
Transitó así, miles de kilómetros a través de caminos
polvorientos, durante veranos calurosos e inviernos crudos. Toda la geografía
de la provincia fué recorrida por aquellas fuertes Estancieras y años después por los nobles Rastrojeros que transportaban a las Brigadas o “Los Chincheros” tal como los denominaba la gente. Hombres sacrificados
y experimentados, quienes guiados por el ímpetu y el liderazgo del Dr. Bravo, realizaban las acciones de evaluación de las viviendas para luego rociarlas con
la finalidad de eliminar las vinchucas que colonizaban las casas y que tanto
daño provocaban en sus moradores y la
comunidad toda.
Muchos de aquellos hombres que acompañaron al Dr. Bravo en ese
enorme trabajo que realizaban y aún hoy realizan día a día, recuerdan con
nostalgia,el celo profesional con el que
se trabajaba, transmitido por la pasión y el profesionalismo del Dr. Bravo, y
que todavía conservan y aplican diariamente en su labor.
El accionar diario de terreno demandaba por entonces una tarea
coordinada entre las educadoras sanitarias, las cuales habían sido incorporadas
en la época que el Dr. Bravo se desempeñaba como Subsecretario de Asistencia
Social y Salud Pública mediante un convenio realizado con el Ministerio de Educación,
y a través del cual, cada escuela de la provincia contaba con una Educadora
Sanitaria capacitada en temáticas de salud, y que se encargaba de promover entre
la comunidad escolar los aspectos principales para la prevención de numerosas
enfermedades, considerando la escuela como institución formadora de
conocimientos y ciudadanía.
Podemos asegurar que el gran trabajo desarrollado en materia de
educación para la salud aplicada en el seno mismo de la comunidad sobre todo en
lo referente a Chagas, sentó las bases para lo que hoy es el Componente IEC, ya que por aquellos años
el pilar fundamental de la Lucha contra el Chagas que llevó adelante el Dr.
Bravo, se apoyaba principalmente en la educación sanitaria de la población
aplicando las herramientas disponibles en la época, las cuales resultaban y aún
resultan muy eficaces, tales como láminas, macromodelos, maquetas y vinchucarios.
Aprovechó al máximo el único medio de comunicación radial masiva para difundir
información sobre el Chagas, la cual llegaba a todos los hogares de la
provincia a través de las trasmisiones diarias de la recordada LW7 Radio
Catamarca y del Diario La Unión.
La Academia Nacional de Medicina lo designa como Miembro Académico
Correspondiente Nacional en Catamarca en el año 1976. Resulta oportuno recordar
una frase del Dr. Bravo que refleja el compromiso y enorme sentido ético
profesional que guiaba su labor diaria: “Esta endemia extensa y profunda que tanto daña a
la juventud de América Latina, se ha constituido por ello mismo en el baldón de
la cultura, de la educación, del progreso científico, técnico y sociológico de
esta parte del continente. Es uno de los índices más inapelables de la
desorganización de un país, la acusación más vibrante del desencuentro de los
hombres, la confirmación tangible de la acción destructora de la ignorancia y
el aislamiento”
En el año 1987 el Consejo Superior de la Universidad Nacional de
Catamarca, le otorga el titulo “Profesor Honorario de esa Casa de Altos
Estudios”. En 1992 el Directorio de la “Interamerican Medical and Health Association”
(Asociación Interamericana de Medicina y Salud), en su mayoría “Premios Nobel”,
de todo el mundo, decidió incorporarlo como “Active Member”.
El Dr. Carlos Bravo fallece el 10 de septiembre de 1998 dejando un
enorme legado para las generaciones futuras, marcando además una impronta en
muchas personas que hoy continúan trabajando en la lucha contra el Chagas
motivados por el espíritu altruista del Dr. Bravo.
En el año 2009 en el marco
de las II Jornadas Internacionales
Sobre La Enfermedad de Chagas en Santiago del Estero, se manifestó la
urgente necesidad de proponer recomendaciones tendientes a consolidar la
instalación de estrategias educativas, informativas y comunicacionales
continuas en los niveles básicos de la educación, en la formación docente y en
la formación universitaria en salud, como herramienta fundamental para el control
y prevención de Chagas en Argentina.
En el año 2010
se dejó establecida la
necesidad de que el Componente IEC (Información, Educación y Comunicación),
sea formalmente incluido, como
eje estratégico, esencial y complementario al resto de las acciones ya que aún no se ha logrado la instalación
definitiva del tema en la escuela y los docentes no están convenientemente
capacitados, observándose además un bajo nivel de información en la población
en general.
De este modo, con
objetivos claros y consensuados se forma en Catamarca el Equipo Interinstitucional
IEC Chagas Catamarca, inspirados por el legado pedagógico ejemplar del Dr.
Carlos Bravo en materia de educación sanitaria. Con una gran voluntad de
trabajo este equipo trabaja desde julio de 2011, habiendo realizado numerosas
intervenciones en la comunidad destinadas a difundir información adecuada a los
distintos sectores de la comunidad sobre la problemática del Chagas, sus principales características y formas de prevención y control.
Fotos: Gentileza Ing. Claudia Bravo